Fue la película emblema de una generación de cineastas, la postal del cine perfecto. Comprometida, dura, nada complaciente… A partir de un guión de Paul Schrader, Martin Scorsese filmaba uno de los retratos más descarnado jamás hechos sobre Nueva York con una película, Taxi Driver, que le convertía en un director internacional de primer rango, y a sus protagonistas, la turbadora Jodie Foster y el impresionante Robert de Niro, en unas estrellas.
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