Un fuerte cariz anticlerical tomó la Semana Trágica de Barcelona entre julio y agosto de 1909. El motín acabó con 5 ejecutados, miles de detenidos y 80 iglesias y conventos quemados. Pero a los pocos meses, después de la caida de Maura, el presidente del Gobierno Canalejas, nombra gobernador civil a Manuel Portela Valladares, liberal radical con una firme trayectoria en contra de la expansión de las ordenes religiosas. Su principal cometido era pacificar Barcelona.
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