Para fabricarlo se utiliza una máquina especial que consta de un recipiente circular y de un pequeño núcleo que gira por el efecto de un motor. En este núcleo hay un pequeño cuenco con una gran cantidad de diminutos agujeros y con una fuente de calor bajo él. Y es por efecto del calor que el azúcar pierde su estructura cristalina para hacerse amorfa, lo que permite que forme una fibra tan suave y flexible, a la que se pueden enrollar más fibras de azúcar, hasta formar la nube algodonosa que se vuelve pegajosa con la humedad...
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