La gente suele exigir que se respeten sus creencias, por muy irracionales que sean. Porque la gente suele confundir las creencias con la esencia y dignidad de la persona, con sus cimientos espirituales, morales e ideológicos, cuando en realidad las personas deberían estar continuamente cambiando de creencias (como resultado de que siguen evolucionando, aprendiendo nuevas cosas, confrontando lo que considera más indiscutible). Segunda parte:
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