Hay quien dice que el amor se nota, y que con eso basta. Pero podríamos comprobarlo científicamente. Necesitas ponerle –al que desayuna contigo— unos electrodos en el cráneo, y tener un sofware en el ordenador que permita hacer una resonancia magnética cerebral . Fíjate si, cuando te mira, se activa el área ventral tegmental del mesencéfalo. ¡Chupao!.
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