El aspecto y el olor no siempre son fiables. «Ante todo, no olvidemos que la contaminación microbiana, incluso elevada, no tiene por qué manifestarse en el deterioro perceptible del alimento», advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). En otras palabras, la apariencia de un producto no basta para conocer su estado y saber si realmente podemos consumirlo o no.
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