El canon literario, sus absurdas selecciones de libros, y cómo los profesores de lengua pueden amargarte la vida como lector. Esta reflexión surge al hilo del artículo de David Gil del otro día. Dicho eso, si tenéis prisa, os puedo adelantar que todo lo que voy a decir se resume en lo siguiente: las probabilidades de que tu profe de lengua haga que te encante leer son iguales a las probabilidades de que tu profe de lengua haga que odies la lectura. Eso siendo generosos. Ahora vamos a la versión larga.
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