Resulta especialmente llamativo que, en este tiempo de innovación y de avances científicos, las ideas que defienden los principales pensadores sean tan poco atrevidas. La hipótesis más relevante y conocida de Richard Dawkins, el número uno del ránking, no es más que una reformulación adaptada a los tiempos de una vieja cuita, esa que aspira a una sociedad mucho más científica y mucho menos religiosa.
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