Es el caso de la conciliación entre vida y trabajo, en la que muchos de los nuevos precarios están expuestos a una flexibilidad extrema impuesta por sus potenciales empleadores o llegan a pasar gran parte de su tiempo libre esperando a que les llamen o buscando trabajo. En España, los trabajadores tienen derecho a conocer los cambios de su horario con 72 horas de antelación, y algunos países como Francia o Dinamarca han implementado un sistema que obliga a contratar un mínimo de horas a los trabajadores a tiempo parcial
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