Un informe detalla cómo se apañan los norcoreanos para acceder a cultura popular extranjera, prohibida en su país. Las telenovelas surcoreanas son un placer secreto que disfrutan cada vez más ciudadanos bajo el yugo de Kim Jong Un. Se arriesgan a penas de hasta cinco años en un campo de concentración, pero las sortean con ciertas precauciones y otros tantos sobornos. El régimen más hermético del mundo tiene fisuras, y por ellas se filtra la cultura popular extranjera.
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