Japón planea construir el próximo año hasta diez plantas solares flotantes, que contarán con una capacidad combinada de hasta 20.000 kilovatios. Las planchas de paneles solares flotarán sobre el agua a través de un sistema de boyas situadas debajo de la estructura, un sistema que hasta ahora solo había sido utilizado en Japón con fines experimentales. Es parte de un nuevo plan de energía tras el accidente nuclear de Fukushima, que cuestionó la seguridad de las centrales atómicas (que suponían cerca de un 30 % de la energía del país).
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