El escándalo de los abusos sexuales sufridos por medio millar de niños por parte de religiosos, sacerdotes e incluso un obispo de la Iglesia católica de Bélgica adquirió ayer un tinte más dramático al conocerse que al menos 13 de las víctimas se suicidaron. Los hechos aparecen en un conmovedor informe de unas 200 páginas, elaborado por la antigua Comisión para el Tratamiento de las Demandas por Abusos Sexuales en una Relación Pastoral, presidida por el profesor Peter Adriaenssens, que se dio a conocer ayer. La Comisión fue disuelta el 1 d julio
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