¿Eres de los que se queda a comer frente al ordenador porque necesitas unos minutos extra? Pues que sepas que, según un estudio de la Universidad de Bristol, almorzar en la oficina no sólo genera obesidad (ya no nos movemos ni para bajar al bar a comer) sino que, además, provoca que el gusanillo del hambre nos dé la lata durante toda la tarde.
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