¿Qué mejor cuando uno no se encuentra bien que quedarse en cama y comerse una sopa para sentirse mejor? Aunque la forma en que nos alimentamos ha variado enormemente y las teorías que asocian la medicina y la nutrición han cambiado de forma radical, la cocina para los convalecientes se ha mantenido constante durante siglos, según una investigación llevada a cabo por Ken Albala, historiador de la Universidad del Pacífico, en California, Estados Unidos.
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