Un descomunal estudio liderado por las arqueólogas Ariadna Nieto Espinet y Silvia Valenzuela Lamas del CSIC sobre unos 1.700 años de historia de la alimentación demuestra cómo entre la Edad del Bronce y los inicios de la Edad Media se alternó el consumo de oveja, cabra, cerdo y vaca, siempre condicionado por el clima y el sistema económico, y cómo todo ello hizo crecer el tamaño de los animales. O decrecer. El análisis de miles de huesos ha permitido descubrir que el tamaño de las vacas aumenta o disminuye según la economía del momento.
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