A rebufo de las protestas por la muerte de George Floyd cabe preguntarse muchas cosas. La primera: si todos tendemos al racismo (o más bien al clasismo, pues volvemos inferior a cualquier colectivo escogiendo un determinado rasgo aleatorio, como la altura, la belleza, el acento, etc.) La segunda es si realmente hay diferencias biológicas entre personas más allá de lo evidente: el color de la piel. Lo cierto es que todas las diferencias que podemos hallar entre blancos y negros, por ejemplo, son diferencias culturales, no genéticas.
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