Encima de un pupitre hay una caja de pastas de chocolate a medio comer. Una pizarra digital permanece apagada, la de toda la vida está presidida por un crucifijo. El escritorio de la penúltima fila es un poco más grande de lo normal, y tiene una abertura de media luna hacia dentro. En las paredes, de amarillo mostaza, cuelgan varios mapamundis y una tabla de operaciones con fracciones.
|
etiquetas: colegio méjico , centro público , primaria , madrid