En un mundo saturado de anuncios que compiten salvajemente por destacar, cualquier táctica vale, desde la ocurrencia mas chocante al insulto directo, desde la tentación más avasalladora a la invitación imaginativa. He aquí una muestra representativa: Una copa de café gigante en la salida de una alcantarilla, en New York; Una mano tridimensional a lo Freddy Kruger cogiendo una Heineken, en Amsterdam; Unas puertas automáticas con gente pintada que delatan al que huele mal a usar el desodorante de marras, en la India; unas pilas incrustadas... etc
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