Su fortuna se empezó a torcer un 13 de diciembre de 2010. Ese día “la que por entonces era mi mujer me confesó que lo nuestro se terminaba y me presentó al que, desde hacía no sé cuánto tiempo, había sido su amante: mi mejor amigo, que también estaba casado”. De repente, Juan Pablo Campos se vio solo con sus tres hijos y con su suegra, que siempre había compartido el hogar con ellos. Su esposa lo denunció por acoso ante la Guardia Civil. Consiguió que se le impusiera una orden de alejamiento, que le impide pueda acceder a la que fue su casa.
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