En contra de su voluntad, ahí estaba otra vez, cumpliendo con lo que le ordenaban. No lo comprendía, no alcanzaba a ver la razón que podía estar detrás de lo que le indicaban, pero se conformaba con pensar "algún motivo habrá”. Poco tiempo después, el ciudadano ejemplar, el único que seguía todas las normas, era detenido por seguir las indicaciones.
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