Una nube de gas tóxico envuelve desde noviembre la ciudad rusa de Sibay, al borde de Siberia, obligando a niños y adultos a usar mascarillas médicas para salir a la calle. El problema persiste y las afecciones respiratorias empiezan a aquejar a varios residentes, por lo que las autoridades locales han decidido instalar dos ventiladores gigantes para dispersar el aire.
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