El presidente de Kazajistán quiere construir una carpa de dos kilómetros con placas termales sobre Astaná, la capital del país centroasiático, para protegerla del frío siberiano. Cuando esté terminado el proyecto, sus habitantes podrán disfrutar de playas, canales, campos de golf y parques acuáticos mientras el termómetro marca -40ºC fuera de la burbuja.
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