La subasta eólica se había preparado para incentivar de nuevo a un sector que llevaba dos años totalmente paralizado. Los 500 MW eólicos sacados a subasta han dejado un resultado que, más que una oportunidad, ha abierto una brecha entre los propios actores del sector. Una guerra abierta entre promotores. “No hay quién lo entienda lo que ha sucedido”, aseguran fuentes del sector. “No hay quién lo entienda”, explican otras fuentes. “Ellos sabrán por qué lo han hecho, pero a día de hoy no sale a cuenta no percibir un incentivo por la energía"
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