Las últimas películas españolas se han ido estrellando, una a una, de bruces contra una taquilla inclemente cuando se trata de cine patrio. Ni siquiera la polémica visión del Opus Dei que Javier Fesser ha plasmado en los fotogramas de la muy promocionada Camino ha conseguido llamar la atención de un espectador reacio a los productos que genera la industria cinematográfica española. Tanto Camino como Sólo quiero caminar, lo último de Agustín Díaz Yanes (Alatriste), han superado a duras penas los 200.000 espectadores en taquilla.
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