Dos investigadores canadienses publicaron un estudio sugiriendo que la clave de la maravillosa suspensión no es más ni menos que su cerebro. Los científicos encontraron una sección en el pequeño cerebro de los colibríes que puede ser responsable de su capacidad única de permanecer flotando en el aire. Compararon el cerebro del colibrí con el de otras 28 especies de pájaros. Descubrieron que un núcleo específico -el que detecta cualquier movimiento en el campo visual- es de dos a cinco veces más grande en el colibrí.
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