No es ningún secreto que los eructos y las flatulencias de las vacas, en gran parte compuestas por metano, tienen un gran impacto en la tierra. Según la Organización de Naciones Unidas, estas emisiones representan un 14.5% del los gases de invernadero a nivel mundial. Granjeros e investigadores están trabajando activamente en reducirlas y probando diferentes estrategias con los animales.
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