Gracias a la luz ultravioleta, las bacterias están pasándolas canutas para seguir fastidiándonos. El problema de este genial bactericida es que también es antropocida, pero gracias al desarrollo de una nueva tecnología se puede limitar su efecto y que tan sólo ataque a las bacterias. Han desarrollado una luz que utiliza longitudes de onda de un estrecho espectro de la luz visible conocido como HINS. Esta luz excita las moléculas de las bacterias produciendo una respuesta química letal para ellas mismas, haciendo que se “suiciden”.
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