El estudio trata de analizar si el cerebro de los amantes del heavy metal (para no repetirlo, utilizaré HMML de Heavy Metal Music Lovers, como hacen los autores) es diferente al de los amantes de la música clásica (CML). Y por lo que apuntan en la introducción, parece que es así: los HMML, dicen los autores, tienen una mayor actividad en tres regiones concretas, menor en una cuarta, y algunas diferencias en la conectividad entre ciertas áreas.
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