En apenas diez años, Malmö ha pasado de tener 250 km de carriles bici a más de 430. Un tercio de los desplazamientos se hacen en bicicleta y cada día son más los servicios para ciclistas: desde aparcamientos y garajes vigilados, puntos con bombas de aire para hinchar ruedas, iluminación de los carriles bici y un novedoso sistema que les da prioridad: una red de sensores en cruces que, al detectar que se acerca una bicicleta, cambia los semáforos para priorizar el paso del ciclista.
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