El desempleo de larga duración es una experiencia vital devastadora con importantes consecuencias en la salud. Haber estado desempleado al menos un año en el pasado reduce en torno a un 4-5% la salud mental de quienes han superado el desempleo y se han reintegrado en el mercado laboral con un contrato estable. Hay que abordar el problema del desempleo de una forma integral que trascienda de la pura dimensión laboral.
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