Esta es “la segunda huelga de hambre” del disidente chino Guo Fiexiong, al que, en la cárcel “administran diariamente unas inyecciones equivalentes a una cuarta parte de sus necesidades energéticas” y que, aunque bebe agua, tiene un estado de saludo alarmante. El 27 de febrero, Zhang Qing, mujer del abogado condenado por ciberdisidencia, comunicó a RSF que su marido recibe “malos tratos físicos”, que incluyen descargas eléctricas que han dejado la huella de “cinco o seis cicatrices” en su cuerpo.
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