PEKIN.- Poco antes de que arribe a Pekín el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, las autoridades chinas lanzaron fuertes críticas al discurso difundido ayer, en el que mandatario norteamericano le reprocha al país asiático su política de derechos humanos. Mediante un comunicado aseguraron estar "firmemente en contra" de toda intervención en sus asuntos internos. El vocero del Ministerio de Exteriores chino, Qin Gang, sostuvo que "los ciudadanos chinos tienen libertad de religión de acuerdo a la ley".
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