Sólo pueden entrar en La Meca los creyentes musulmanes, un obstáculo que cerró el paso a proyectos de otros países. El gobierno chino no quiso reclutar trabajadores entre los levantiscos «uighures» musulmanes, y decidió hacer los trámites para convertir en musulmanes a centenares de operarios de su mayor empresa de ferrocarriles. Según revela el periódico pequinés «Economic Observer», la empresa CRC dijo a sus ingenieros que el proyecto «era más un mandato político que un objetivo comercial».
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