Lo que es aún más inexplicable es el hecho de que los cerebros de los chimpancés y otros primates no humanos sí resultan obstruidos con las mismas placas de proteína que muchos creen que causan la enfermedad en humanos. Encontraron que una molécula de "etiqueta" usada para rastrear la acumulación de placa se adhiere fácilmente a las placas de los cerebros humanos pero no en la de los simios. "Lo que esto nos dice, en primer lugar, es que las placas son estructuralmente distintas en los humanos y los demás primates" dice Rebecca Rosen.
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