Tracey Emin acaba de cumplir 51 años y ella misma reconoce que superar la barrera de los cincuenta la ha marcado. Su cuerpo ya no está para camas deshechas ni tiendas de campaña con el nombre de sus amantes, amigos y fetos abortados cosidos sobre ella (Everyone I have ever slept with, 1995). “Me he dado cuenta de que estoy sola, y voy a pasar el resto de mi vida sola, por elección y tengo que enfrentarme a ello. Además, mi cuerpo de 50 años ya no es el de 35 y ese peso que siento, unido a la soledad, me obliga a mirarme de otra manera”
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