Qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio… Y resulta que el popular refrán tiene una versión literaria que no conocíamos: qué fácil es ver la errata en el documento ajeno y no la pifia que acaba de colarse en el tuyo. Touché. Cuando leemos un texto escrito por otra persona es muy común que lo primero en que nos fijemos sea en esa palabra a la que le falta una letra, ese error ortográfico o esa expresión repetida una y otra vez.
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