El cerebro de los racistas funciona de forma diferente, a diferencia de los que están libre de sesgos, no identifican de forma espontánea el sufrimiento físico de los individuos de otros grupos étnicos. Un equipo de neurocientíficos italianos lo han puesto de manifiesto en una investigación que se publicará en junio en la revista científica Current Biology.
|
etiquetas: cerebro , racistas , estudio