Ahora estamos comenzando a entender por qué el cerebro no es tan maravilloso como creíamos. Es un apaño evolutivo y dista mucho de ser una maquinaria ideal y diseñada para cumplir perfectamente sus funciones. La memoria de nuestro cerebro es bastante chapucera. ¿Cuántas veces olvidamos el nombre de nuestro interlocutor?. ¿Cuántas horas perdemos al día intentando encontrar las llaves o el móvil?. Si no fuera por las agendas, ¿quién sería capaz de recordar el día y la hora de todos sus compromisos?. La memoria no es el único apaño del cerebro.
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