La OMS y la UE apuestan por un mayor control de los aditivos que usa la industria para captar fumadores. Al comprar una cajetilla de cigarrillos, uno podría pensar, ciñéndose al etiquetado, que el tabaco que llevan sólo contiene nicotina, alquitrán y monóxido de carbono. Sin embargo, la industria lleva muchos años jugando con unos 600 aditivos diferentes con el fin de lograr un doble objetivo: aumentar la adicción a la nicotina y hacer el tabaco más atractivo.
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