Una inocente campaña publicitaria sobre una exposición de Lucas Cranach es censurada por el metro de Londres porque millones de personas viajan diariamente en metro y no tienen más remedio que ver la publicidad allí colocada. Debemos tener en cuenta a todos los viajeros y procurar no ofender a nadie. ¿Ese cuadro es ofensivo? La moral británica, tan débil como siempre.
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