Estados Unidos se prepara este año para el censo, como cada década desde 1790 por imperativo constitucional, y de nuevo el conteo de los inmigrantes vuelve a provocar polémica en general y cálculos entre los políticos. La Oficina del Censo está buscando unos 1,2 millones de trabajadores temporales que en su mayoría serán encuestadores para ir casa por casa a recoger la encuesta de quienes no la devolvieran por correo o por internet. Los contratados ascenderán a casi tres veces más que en 2000.
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