El cementerio de mascotas hallado en la ciudad portuaria de Berenice, no tenía una finalidad sagrada o mágica, como era habitual en el Antiguo Egipto. Los arqueólogos han descubierto 86 esqueletos de gato doméstico, nueve esqueletos de perro y al menos, dos especies de monos: tres cercopitecos verdes y un papión oliva. Dos esqueletos de gatos jóvenes poseían cuentas decorativas de cáscara de huevo de avestruz a la altura del cuello y otros tres gatos y un cercopiteco verde fueron enterrados con collares de hierro.
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