En un informe los investigadores dijeron que el hombre de 61 años fue llevado al hospital en 2015 y dijo que estaba teniendo problemas para pensar, que estaba perdiendo contacto con la realidad y que no podía caminar. Su familia les dijo a los médicos que disfrutaba de la caza y que recientemente había comido cerebros de ardilla. Los hallazgos del informe se presentaron el 4 de octubre en IDWeek, una reunión anual de profesionales de enfermedades infecciosas.
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