España más llena, más vieja y más intercultural. Solo la inmigración marca el ritmo. La cifra de autóctonos menguan mientras la de inmigrantes crece. Esa ecuación se da tanto por los que llegan como por quiénes son las madres de los bebés que nacen aquí. La ensalada de datos da cuenta de la transformación que está experimentando Catalunya y del enorme reto de la cohesión social, que está en riesgo no por el origen de la gente sino por la desigualdad. La clase política rehúye analizar la nueva realidad demográfica y el debate que conlleva.
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