Cassini descubrió que la pequeña luna expulsaba chorros de vapor de agua, partículas de hielo y compuestos orgánicos a través de fisuras (ahora se las conoce como “rayas de tigre”) en su congelada superficie. Mimas, una luna cercana de más o menos el mismo tamaño, estaba tan muerta como los investigadores esperaban, pero Encélado era muy activa. Muchos investigadores vieron los chorros de hielo como prueba de que existe una gran masa de agua subterránea.
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