Un conductor detenía su vehículo en la travesía de la población, sacaba un saco del maletero y empezaba a golpearlo con gran violencia contra el suelo. Tras asestarle varios golpes, este individuo abandonó el saco sobre la carretera, arrancó el coche y se marchó. Los vecinos, alertados por la escena, se acercaron con curiosidad apenas unos instantes después para comprobar qué contenía el saco. En su interior aturdido por los golpes, se encontraba un cachorro de perro de pocos meses, que seguía vivo.
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