Como sucedió hace ya un par de años con la Casa Real, cuyos deméritos propios contribuyeron a que se rompiera el aura de inmunidad que rodeaban cuernos, comisiones, trinques directos y desplantes de sus integrantes de primera y segunda generación, la abrupta caída de Sandro Rosell de la presidencia del FC Barcelona, después del affaire Neymar, debería abrir la espita de la fiscalización mediática y judicial de un negocio, el del fútbol.
|
etiquetas: caso coentrao , hedionda pestilencia , fútbol