Un testigo inesperado ha dado esta semana un extraordinario giro al "proceso del siglo" que se sigue en Luxemburgo desde febrero. Se trata del caso Bommeleeër, literalmente el colocador de bombas: una serie de veinte atentados con bomba perpetrados entre 1984 y 1986 que fueron cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad. El historiador alemán Andreas Kramer ha dado un vuelco al caso: el autor de 18 de aquellas 20 bombas fue su padre.
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