La centralización de la máquina clasificadora obliga a toda la correspondencia a pasar por la capital de Galicia. En lugar de quedar en las dependencias locales de Correos para su inmediato reparto, las cartas emprenden viaje a Santiago en camión, donde son clasificadas, para regresar de nuevo a Vigo y emprender su distribución. Un trajín que se viene registrando desde que este servicio público centralizó la clasificación de la correspondencia en Santiago con la instalación de una máquina.
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