La atracción que ejercen nuevas carreras muy especializadas y la crisis que afecta en general a las vocaciones científicas han ocasionado en la última década una auténtica sangría en las facultades de Química de Catalunya. El número de estudiantes que se matriculan de primer curso en las universidades públicas ha caído en más de un 30% desde el año 2000, de 754 a 467, y un resultado similar se obtiene si en el cómputo se incluyen también los grados de Ingeniería Química, Bioquímica y similares.
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